Tiene Davido Prieto predilección por las ventanas, por la arquitectura horadada que abre el edificio al desgarro. A primera vista reina en su fotografía el orden y la geometría, y sus imágenes parecen amables al ojo. Es el segundo visionado el que nos adentra en una lectura crítica que hiere ese espacio de confort. La mirada atenta descubre que las puertas y ventanas tapiadas esconden vidas desahuciadas y memorias perdidas; que los frescos históricos de Bosnia enseñan heridas de bala, incluso que los alegres retratos de los escoceses posando en un parque, entrevén huecos y ausencias en las armoniosas composiciones que dibujan en los bancos.
Que sean imágenes regadas de filosofía se hace evidente en la serie “Objetos” dedicada a dos de sus autores nihilistas predilectos: Pessoa y Cioran, que se muestra además en delicadas cajitas fetiche, con textos incorporados.
Quizás basta con enumerar la lista de algunas de sus series para compendiar su ideario: naturaleza, ventanas, objetos, ruinas…
Diríamos que la forma utilizada: ese sutil distanciamiento que Davido utiliza y que hace de sus fotos “transparentes”, y aparentemente rendidas a la belleza, no es inmune al dolor. Un dolor seco que te perfora con la medida arruga de un rostro o con esa nube oscura que augura una tormenta.
Susana Blas
Historiadora del arte
Entrefotos 2014